La cuestión del pago por generación de residuos, es decir, establecer una tasa de basuras individualizada en función de la basura que cada uno produce, está ganando protagonismo en los últimos tiempos. Sin ir más lejos, fue el leitmotiv de la última edición del congreso internacional sobre gestión de residuos #wasteinprogress, celebrado el pasado mes de marzo en Girona. En él se expusieron algunos casos de éxito que mostraban cómo este sistema ha permitido alcanzar tasas de recogida selectiva por encima del 70%. Recordemos que según datos del Instituto Nacional de Estadística, en España, de las casi 22 millones de toneladas de residuos urbanos recogidas en 2016, tan solo el 17% correspondieron a la recogida separada.
No es por tanto descabellado empezar a plantear, o al menos analizar, la posible implantación de sistemas que ayuden a aumentar nuestras pobres cifras de reciclaje, como es el caso del pago por generación. Sin duda este sistema plantea importantes retos técnicos y también sociales, pero no más complejos que cualquier otra innovación asociada al desarrollo de las ciudades inteligentes o smart cities.
El artículo al que enlazamos a continuación, publicado en El Correo, aborda esta cuestión analizando algunas conclusiones del estudio ‘Identificación del usuario para la recogida de residuos municipales en contextos de alta densidad’, de la consultora ambiental ENT. Sería bueno que, al menos, empecemos a valorar opciones que nos ayuden a mejorar nuestras tasas de reciclaje, que continúan más estancadas de lo que a muchos les gustaría admitir.
