El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha emitido recientemente una nota informativa con los datos de residuos urbanos recogidos por las empresas gestoras de este tipo de desechos, y que en 2017 alcanzaron los 22,5 millones de toneladas. La cifra se mueve en un entorno similar al de los últimos años, y si bien está por debajo de los 24,4 millones de toneladas generadas en 2010, también es cierto que desde 2014 -cuando se generaron poco más de 21 millones de toneladas-, se observa año a año una tendencia creciente.
Más preocupantes resultan las pobres tasas de recogida selectiva, que no llegan al 19% (4,2 millones de toneladas). El resto, 18,3 millones de toneladas (81,7%) son residuos mezclados, de los cuales una gran parte, como sabemos, terminarán en los vertederos.
Es conocido en el sector que casi la mitad de la bolsa de basura doméstica es materia orgánica. Y que en 2023 los ayuntamientos tendrán la obligación de tener implantada la recogida separada de esta fracción. Sin embargo, a día de hoy, y salvo excepciones, los residuos orgánicos generados en los hogares españoles siguen teniendo como principal destino final el vertedero. Luego, como siempre, vendrán las prisas y las soluciones de última hora.
Por otro lado, parece claro que con el actual modelo voluntarista no vamos a mejorar nuestras cifras de reciclaje, por lo que cabe preguntarse si no sería conveniente ir explorando nuevas vías que ayuden a impulsar la separación en origen y un reciclaje de calidad. Existen propuestas que, aunque quizás sean técnicamente más complejas, han demostrado sobradamente su eficacia, como es el caso del Puerta a Puerta, el pago por generación, el uso de tarjetas personalizadas para la apertura de contenedores, los sistemas de identificación de usuario, etc. No deberían quedarse en casos de estudio para congresos especializados. Un poco más de interés, por favor.
Más información en la Nota de Prensa del INE
