Recientemente hemos conocido una iniciativa que no debería ser pionera, pero que a la vista de la información que nos llega, sí lo parece. Y a pesar de que la UE financie el proyecto a través de un Life+, es imposible que nadie previamente haya trabajado en este tema.
Se trata de buscar soluciones a la alarmante situación que genera la producción de residuos en el sector aéreo del transporte de viajeros. Nada más y nada menos que 1,43 kg por pasajero y vuelo!!! Así, por lo pronto, ya nos han facilitado la dimensión del problema, que equivale, en términos globales, a 9 millones de toneladas al año en todo el mundo. Desde luego, yo no pensaba que en un trayecto de 2-3 horas de media se podía llegar a producir semejante cantidad de desperdicios (llegando a los 2 kilos y medio en trayectos más largos).
Pero la imposición de medidas seguridad cada vez más restrictivas y las propias estrategias de las aerolíneas hacen que, si queremos consumir algo durante el vuelo, en muchas ocasiones tengamos que recurrir al servicio de catering de abordo. Y ese consumo está tan encorsetado que genera, al menos, una gran cantidad de envases monodosis, es decir, la antítesis de la sostenibilidad.
¿Por qué no se ha hecho nada hasta el momento?, ¿necesitamos un estudio que nos diga lo que ya sabemos desde hace tiempo?
Y trasladando el problema a otro escenario similar, como por ejemplo un crucero turístico, ¿cómo se gestionan los residuos producidos en los mismos?, ¿se segregan las distintas fracciones?, ¿se evita el despilfarro alimentario?
Efectivamente, al margen de las situaciones convencionales del hogar, oficina, comercios y demás, los residuos nos persiguen allá donde vayamos, por lo que deberemos exigir una solución eficiente en todos los casos (y desde luego, ser conscientes como productores).
Para leer todos los detalles: Adónde van a parar los residuos que producimos cuando volamos
Foto: LaVanguardia