Los residuos y escombros procedentes de obras menores de construcción y reparación domiciliaria son considerados en la Ley 22/20011 como residuos domésticos, sin embargo, cuando se trata de obras mayores o demoliciones se deben considerar un grupo distinto y deben ser gestionados adecuadamente. Éstos últimos son conocidos como residuos de construcción y demolición (RCD).
La producción de RCD en España asciende a algo más de una tonelada por habitante y año, de estos 45 millones de toneladas de residuos de construcción y demolición, sólo el 25% de ellos se gestionan en plantas autorizadas. Esto significa que en torno al 75% de los RCD generados en nuestro país, son “gestionados” de forma incorrecta, generando graves impactos ambientales y paisajísticos, contaminación de suelos y acuíferos y además despilfarrando una materia prima necesaria y comprometiendo la existencia misma del sector del reciclado y valorización.